
La presencia de los trastornos de la alimentación es cada vez más frecuente, especialmente entre las adolescentes y mujeres jóvenes, aunque han aparecido artículos alertando sobre la disminución de la edad de iniciación de estos trastornos, especialmente de la anorexia.
Se los define como alteraciones graves de la conducta alimentaria. Los más comunes son: anorexia nerviosa, bulimia, obesidad y la ingesta compulsiva (llamado también “trastorno por atracón”).Estos cuatro trastornos son considerados enfermedades psicosomáticas (enfermedades físicas originadas por conflictos emocionales subconscientes o de tipo psicológico).
En estos trastornos se producen alteraciones en el organismo que ponen en peligro la vida de quien lo sufre, lo que demuestra los desarreglos que puede llegar a tener el ser humano en cuanto a sus necesidades básicas de auto conservación .
En 1977 el médico naturista Steve Brahmán describió otro trastorno alimentario llamado “ortorexia”, que consiste en la obsesión por mejorar la salud a través de la alimentación, o la preocupación exagerada por ingerir una dieta sana. La Asociación Suiza para la Alimentación alertó sobre el aumento de la frecuencia de este trastorno alimentario, que por ahora se presenta especialmente en Europa.
Los trastornos alimentarios resultan de una combinación de factores biológicos, psicológicos y sociales.
Anorexia Nerviosa
Se lo considera un trastorno crónico, por lo cual cuando hablamos del tratamiento decimos que las anoréxicas se recuperan, no que se curan.
Las personas que padecen anorexia tienen alterada su imagen corporal (se ven “”gordas”) lo que las lleva a tener conductas alteradas respecto a la alimentación, auto provocándose la disminución de peso (disminución del 15% o más), pudiendo llegar a un estado de desnutrición severa. Esto repercute sobre sus funciones fisiológicas, por ejemplo las mujeres dejan de menstruar por más de tres meses (amenorrea) volviendo a hacerlo cuando recuperan peso.
Tienen temor a la obesidad, lo que las lleva a ayunos voluntarios, rechazando los alimentos necesarios para mantener el peso adecuado en función de su altura.
Los pacientes anoréxicos tienen apetito pero anulan la sensación de hambre a fuerza de controlar en forma muy rígida su alimentación, por el miedo obsesivo a aumentar de peso. El 90% de los pacientes son mujeres y se inicia con más frecuencia entre los 14 y 18 años.
Personalidad
Son perfeccionistas, con personalidad introvertida y pueden presentar rasgos depresivos.
Características Físicas
Disminución de peso del 15% o más.
Pelo y uñas quebradizas.
Piel seca, pálida y fría pudiendo aparecer lanugo (vello como el de bebés)
Amenorrea (falta de menstruación más de 3 meses).
Caída del cabello
Constipación
Dificultad a la deglución
Fatiga
Desmayos
Bulimia
Este trastorno alimentario es dos a tres veces más frecuente que la anorexia nerviosa.
Son pacientes que ingieren grandes cantidades de comida, que contienen muchas calorías y acostumbran a comer sin respetar horarios. Para evitar el aumento de peso se provocan el vómito y toman laxantes o diuréticos. Frecuentemente esta conducta pasa desapercibida ante las personas que conviven con ellos, ya que los bulímicos comen normalmente cuando están acompañados, y así el trastorno se mantiene oculto.
Alteraciones Físicas
Erosión del esmalte dental causado por el vómito
Cara hinchada por la inflamación de las glándulas salivales
Marcas en los dedos por auto provocación del vómito
Ingesta Compulsiva
Ingieren comidas hipercalóricas como los bulímicos, pero a diferencia de éstos últimos no se purgan.
Causas
En general estos trastornos se presentan después de un acontecimiento que produce un impacto en la psiquis de quienes lo sufren (cambio de colegio, presión de compañeros adolescentes, problemas familiares, comienzo de entrada en la vida adulta, tratar de independizarse del núcleo familiar para iniciar la etapa adulta, etc.)
Los trastornos de la alimentación tienen fundamentalmente origen psicológico. Hay estudios que demuestran que estos pacientes tienen una predisposición genética para sufrir estos trastornos alimentarios. Es importante que el diagnostico se haga precozmente.
Tratamiento
Es multidisciplinario, ya que se debe corregir el estado nutricional y los factores psicológicos. Se trata de que los pacientes corrijan su comportamiento alimentario y recuperen su peso y autoestima. La recuperación se logra más fácilmente cuando el diagnóstico es temprano.
El objetivo de esta información es ayudar a las personas para la consulta médica temprana, para que sea un especialista quien aconseje la conducta a seguir.
Obesidad
La obesidad es el exceso de tejido graso corporal que por lo general, y no siempre, se ve acompañada por un incremento del peso del cuerpo. La investigación científica ha demostrado que la obesidad es una enfermedad seria, que amenaza la vida y que está asociada a múltiples problemas de salud.
El diagnóstico debe hacerse midiendo el porcentaje de grasa corporal total; a falta de técnicas de medición confiables y accesibles, el porcentaje de grasa se mide a través de la medición de los pliegues cutáneos o bien a partir de una cifra llamada Índice de Masa Corporal (IMC) que resulta de dividir el peso entre el cuadrado de la estatura en metros. El IMC ideal en hombres es de 23 y en mujeres de 21.5, cifras por arriba de 25 se consideran sobrepeso y mayores a 30 obesidad.
Existen varias formas de clasificar la obesidad: En función de los rasgos morfológicos del tejido adiposo, en función de la edad de comienzo, en función de la distribución anatómica del tejido adiposo, o también según la causa.
Según las características morfológicas del tejido adiposo tenemos la siguiente clasificación:
- Obesidad hipertrófica - Se caracteriza por que aumenta el contenido lipídico de las celulas del tejido adiposo, sin que aumente el número de las mismas. Este tipo de obesidad suele aparecer sobre todo en edades adultas.
- Obesidad hiperplásica - Se caracteriza por un aumento del número de las células adiposas que puede acompañerse o no de un aumento del contenido lipídico. Este tipo es más frecuente en obesidades que aparecen en la infancia.
En función de la distribución de la grasa corporal existen los siguientes tipos de obesidad.
- Obesidad Androide - obesidad con predominio de la grasa en la mitad superior del cuerpo o tipo manzana, este tipo de obesidad es má característico en los hombres.
- Obesidad Ginoide - La obesidad con predominio de la grasa en la mitad inferior del cuerpo o tipo pera, este tipo es característico de las mujeres.
En función de la edad de comienzo de la obesidad se distinguen dos formas:
- Obesidad infantil - Que se inicia en la infancia del sujeto y de la cual se ha observado que es más refractaria al tratamiento que la iniciada en la edad adulta.
- Obesidad adulta - Que se inicia después de la adolescencia.
- Por último en función del grado de obesidad podemos ver los siguientes tipos:
- Leve - que corresponde del 120% al 140% del peso ideal
- Moderada - que va del 141% al 200% del peso ideal
- Grave o severa - cuando el peso excede el 200% del peso ideal.
Causas de la obesidad
Existen diversas causa que pueden originar la obesidad: probablemente la más frecuente es la ingesta excesiva de comida, pero es mucho menos frecuente de lo que la población e incluso los especialistas creen. Los estudios realizados en este campo ofrecen resultados dispares. Así, por ejemplo, existen estudios que analizan la ingesta de alimentos en niños obesos y la encuentran elevada, mientras que otros la encuentran normal o disminuida. A favor de la teoría de la ingesta excesiva está el argumento de que en situaciones o épocas de hambre no existen obesos. Aunque es evidente que para que exista un acumulo de reservas energéticas los sustratos energéticos deben llegar al organismo mediante los alimentos, tal vez la utilización de estos sustratos es diferente en individuos obesos y en los que no lo son, haciendo que su almacenamiento en forma de grasa también sea distinto.
En cualquier organismo animal los sustratos energéticos aportados con los alimentos y no utilizados inmediatamente son almacenados. La forma más económica y cómoda de almacenar sustratos energéticos es la grasa. La cantidad de grasa almacenada dependerá del equilibrio que se establezca entre el aporte de sustratos y el gasto energético que se realice. Siempre que el aporte supere el gasto se producirá almacenamiento, y si no existen periodos en que el gasto sea superior al aporte, el almacenamiento de grasa se incrementará innecesariamente.
La mayoría de los pacientes obesos presentan la llamada obesidad de origen metabólico, que aparece por un desequilibrio entre la oferta calórica y la demanda energética. Este desequilibrio es producido bien por un exceso de ingesta alimentaría, bien por un descenso en el gasto energético, bien por ambas situaciones a la vez.
La cantidad de alimento ingerido ha de considerarse siempre en relación con las necesidades energéticas del individuo. Una cantidad de alimentos puede ser normal para un sujeto que realice un trabajo físico importante, mientras que será excesiva para un sujeto que guarde cama. Considerando la ingesta en relación con las necesidades energéticas, hablamos a menudo de consumo excesivo de aliomentos en los obesos. Sin embargo, incluso así, existen individuos obesos que ingieren pocos alimentos. Se supone que en estos individuos las necesidades energéticas están por debajo de las que tienen la mayoría de la población. Probablemente esta especial característica es algo que viene genéticamente determinado.
Se ha demostrado que el 95% de los pacientes obesos tienen antecedentes familiares de obesidad, pero es difícil diferenciar la influencia genética propiamente dicha de los condicionamientos ambientales que origina la convivencia con un progenitor obeso.
Así, la causa más frecuente de obesidad entre los humanos es la ingesta excesiva, considerada como tal de manera absoluta, o en relación a las necesidades energéticas del individuo. Una ingesta excesiva la encontraremos en la mayoría de historias de sujetos obesos, o bien en el presente o bien en el pasado. Una vez desarrollada la obesidad, a menudo el propio sujeto tiende a restringir la ingesta, pero esta restricción no consigue ya detener el proceso de engorde cuando se ha sobrepasado un determinado peso. Esto es debido a que el organismo dispone de reguladores del peso corporal, posiblemente localizados en alguna región del hipotálamo o regiones cerebrales vecinas. Estos mecanismos tenderían a mantener estable el peso corporal dentro de unos valores determinados, impidiendo la perdida o la ganancia excesiva. Una vez superados estos valores límite, la perdida o la ganancia de peso se verían favorecidas. Así una vez superados los limites superiores del peso habitual, la tendencia del organismo sería a aumentar cada vez más el peso.
